5 mar 2009

Errores Vs Solución

Velocidad. Mucha, vigorizante, excitante y, si, un poco peligrosa. El viento aplastando el cuerpo no molestaba, era agradable y refrescante. El sonido del caucho sobre el asfalto agudizándose en cada revolución provocaba una sensación en el estómago que daba ganas de reír. De nada servía pedalear, la pendiente era tal que por más vueltas que diera no lograba añadir más unidades de fuerza significativas. La suma del conjunto le restaba importancia al sol quemante, al tajo en la rodilla producido hacía unos momentos cuando las leyes de Newton se habían vuelto en mi contra, y al porvenir: La subida.
Lentitud. Esfuerzo, mucho, extenuante, depresivo. El aire estaba más calmo que un mar reprendido. El sol asaba la piel y los músculos punzaban desde adentro. Los latidos del corazón se percibían en todo el cuerpo junto con la apremiante necesidad de oxígeno. La presión psicológica de abandonar aumentaba su carga en cada pedaleada.
Ambos estados tenían un éxtasis común: El paisaje. Indescriptible. Hermoso. Perelándrico. La creación de Dios explotaba en verdes, grises, marrones, blancos, azules y rojos formando valles, cerros, arroyos, cascadas, rocas, bosques, un cielo de profundidad infinita, aves, fragancias vegetales y dos bestias (uno adelante mío y otro atrás). Mí vehículo era lo suficientemente bueno como para permitirme disfrutar de obra artística del Creador ya sea que fuera cuesta arriba o cuesta abajo.
Llegué a Cuesta Blanca (lugar de almuerzo y de encuentro con otro grupo) con el problema: Una goma en llanta. Después de comer uno de los sándwiches más deliciosos de mi vida y darme una de las zambullidas más gratificantes en el río, me puse con uno de mis compañeros ciclistas a tratar de resolver el problema. Sacamos las herramientas nuevas compradas para la ocasión e intentamos arreglar el desperfecto desde nuestra inexperiencia (el que sabía se estaba clavando una buena siesta a la sombra). Lo primero que hicimos fue sacar la cámara de la rueda, primer error. La falla estaba en el gomín (una mísera válvula de goma en el pico de la cámara) por lo que no hubiera hecho falta desarmar toda la bendita rueda. Cambiamos la cámara entera por las dudas y nos dispusimos a rearmar las partes correspondientes, segundo error: no sabíamos cómo hacerlo. La cámara quedo girada y la cubierta no calzaba, era un desastre. Miré hacia la costa: los chicos que habían ido al río para encontrarse con nosotros estaban charlando en la playita. Acudí a mi tocayo que se encontraba con ellos: “Jona”- le grite con la siempre presente sensación extraña de llamarme a mí mismo al dirigirme a él- “¿Sabés algo de bicicletería?”. Se levantó y contestó: “¿Qué te hace falta?”. Con esa sola pregunta con que me respondió me volvieron las esperanzas. Cuando reconocí que yo no podía hacerlo, el corrigió todos mis errores a la perfección y mi vehículo volvió a ser útil y disfrutable.

Como muchos saben “Jonatán” significa “Regalo de Dios” y en ese momento este Jonatán fue realmente un regalo del Dios para mí, él no iba a ir al río y a último momento sí fue; Dios lo preparó para que me ayudara. Ahora ¿Por qué Dios no hizo que no se me arruinara el gomín? ¿Por qué no me hizo dar cuenta de que tenía que fijarme primero si la válvula estaba bien antes de desparramar tuercas y arandelas por el pasto? Libertad. No podemos amar verdaderamente la rectitud ni disfrutarla ni crecer en ella si no tenemos la posibilidad de elegirla, practicarla y ejercitarnos en ella. YO era el que se había largado en una travesía de más de 120 Km, la bici era MÍA, YO fui el que no le consultó al otro Jona desde un principio, era MÍ responsabilidad. Pero Dios ya tenía un plan para corregir mis errores. Parafraseando la Biblia podríamos decir: “En esto muestra su amor para con nosotros: En que siendo aún tan salames, Dios nos da una solución a nuestros problemas”. Dejame ponerte como ejemplo un poco de la historia del Pueblo de Dios:

- Ya bien creadito el hombre y en perfecta armonía con la naturaleza y sobre todo con Dios, elije hacer la única cosa que no tenía que hacer y se pudre todo: Se arruina la relación con El Creador, la creación se vuelve tendiente a la degradación y la vida se hace más difícil. Aún así Dios sigue proveyendo: Les dice a dónde tienen que ir, les da ropa para que tengan y puedan copiarla, les dice cómo pueden alimentarse e idea el plan de salvación a través de Jesús.

- Dios ordena al hombre esparcirse por toda la tierra y multiplicarse, una misma raza con mismos conocimientos, cultura, idioma y origen poblando el mundo, seguramente iba a lograr un trato internacional un poco mejor que el actual. El hombre desobedece, se centraliza en un solo lugar despertando en sí mismo delirios de grandeza y Dios tiene que repartir distintos idiomas para que se separen y se la crean un poco menos. El hombre cambió la unidad por orgullo y Dios tuvo que solucionarlo.

- Israel tenía ordenado limpiar la tierra prometida de los pueblos que se oponían a Dios (no sólo de manera ideológica sino en su forma atroz de vivir). Solo hacía falta hacerlo una vez y en ese único lugar, luego Dios proveería una forma de que el resto de los pueblos lo conociera sin necesidad de que los escogidos fueran a guerrearlos ni sufrieran ataques tampoco. Tal vez Israel hubiera sido cabeza de puente, una base firme para que de allí todas las naciones conocieran al Rey del Universo de una manera mucho más eficaz y menos sufrida de lo que tuvo que ser. La conquista fue incompleta y el pueblo de Dios perdió su identidad al entremezclarse con las naciones paganas. Sobrevinieron guerras, divisiones, conquistas y exilios. Dios tuvo que restaurar, enmendar, recogerlos de donde habían ido a parar. Los Israelitas volvieron a Israel pero las cosas en la Tierra Prometida nunca estuvieron tan bien como hubieran podido.

- Jesús llegó al mundo, en Israel específicamente. El Rey y Mesías les habló a los suyos pero pocos de los suyos le reconocieron como tal ¿Qué hubiese pasado si en lugar de 120 personas fieles hubieran sido todos los israelitas? Imagina el panorama: Todo Israel siguiendo a Jesús como su salvador ¿Pensás que entonces no lo iban a matar y no iba a haber propiciación de los pecados? Error. El puñado de cristianos que formó la iglesia primitiva terminó despertando suficiente molestia al Imperio Romano como para desatar su persecución a muerte, toda una nación invitando al mundo a que sigan a una persona hubiera causado el mismo efecto: Los romanos hubiesen matado a Jesús (líder de un supuesto movimiento) para evitar una revolución, la diferencia hubiera radicado en que después de la resurrección de Jesús el ejército que recibiría el Espíritu Santo hubiera sido de millones de personas; el imperio romano hubiese tambaleado mucho antes, con menos derramamiento de sangre, mayor unidad y expansión de la Palabra de Dios. Él tuvo que arreglárselas para que con esos 120 el imperio romano cayera y el cristianismo se desparramara por el mundo; lo malo fue el hecho de el cómo se hizo a través de la Iglesia Romana con inquisiciones, cruzadas, tergiversaciones, divisiones, guerras, malas relaciones y reacciones con los distintos poderes, etc. Tales formas equivocadas todavía pesan hoy. Otra vez al alejarnos de las propuestas de Dios las cosas no salieron tan bien como podrían haber salido.

Leé la Biblia: “Una voz grita en el desierto: ‘Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto.’ ” Mateo 3:3b

¿Para qué quiere Dios un camino preparado? ¿Necesita Dios que le arreglemos las cosas para que las condiciones sean las ideales para su obrar? En el mundo no, en nuestro corazón… si. Cuanto más tiempo pasamos alejándonos lo que Dios nos plantea como correcto más van a ser las malas consecuencias de nuestras acciones a pesar de la solución de Dios. Una cicatriz es una herida sanada, pero puede traer complicaciones muy invalidantes. Dios va a hacer cosas hermosas en tu vida, va a arreglar los desperfectos que logramos, pero si le dejás, si acudís a Él. Sólo tenemos tiempo en esta vida para ello, luego será demasiado tarde.

Solucioná hoy tus problemas con Dios, sobre todo si es la distancia con Él por causa del pecado, teniendo en cuenta que ya preparó la solución:

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8

Próxima semana: El Escudo de Mar.

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