24 feb 2009

La analogía del Arquitecto

Un arquitecto que recién se había casado (con una minita igual a Penélope Cruz, pero más alta). El suegro lo llamó y le dijo que lo quería contratar para una proyecto importante: una tremenda mansión. El señor suegro le dió muchas instrucciones y bien específicas, puesto que no solo también era arquitecto sino que era ingeniero civil, paisajista y doctor en artes plásticas; y a pesar de tan voluptuoso curriculum, a nuestro personaje le molestaba que le respiraran el la nuca con tantas indicaciones y que no le permitieran utilizar su propio criterio. 
Pronto descubrió como sacar partida de la situación: Se bancaba el momento del sermoneo del viejo cuando le venía a decir lo que tenía que hacer pero después no le daba mayor importancia a tales encomiendas pasando por alto falsas escuadras, errores de alineación e iluminación y varias otras cosa que los que no somos arquitectos no entenderíamos. Pero lo que más aprovechaba era el tema de los materiales: Tenía presupuesto ilimitado y el viejo pedía cosas caras; así que cuando el suegro pedía hierro del 5 el compraba del 3, cuando pedía ladrillos italianos compraba los de las afueras de la ciudad, cuando pedía cemento importado de Dubai compraba el nacional, en lugar de césped ingles puso espartillo y en vez de comprar la super pintura plastificada aisladora que cuando aplaudís cambia de color le dió dos manos de pintura al agua, etcétera y etcétera; entonces se quedaba con el dinero de la diferencia entre lo pedido y lo comprado embolsillándose unas cuantas luca$. Lo bueno y conveniente (para el arquitecto) era que el suegro confiaba en él y nunca iba a ver la obra, solo le daba las instrucciones.
La casa se termino bastante antes de lo previsto y lucía muy bien a simple vista (pero en realidad era una porquería). El suegro llegó como para verla terminada y su yerno colega lo recibió, y le dio la llave con aire fingido de orgullo y autosuperación. La sonrisa tan cálida del Suegro le penetró hasta el alma, este le devolvió la llave a su yerno: "La casa es para ustedes" le dijo acariciándole la nuca.Cuanta queja que se levanta en contra de las instrucciones de Dios y las situaciones que nos hace vivir, pero Él sabe lo que es bueno para nosotros. No es a Dios, o al pastor o al encargado o al jefe o al líder político de turno que favorecemos al seguir sus instrucciones ¡Es a nosotros! El producto final de nuestras vidas está sumamente influenciado por las decisiones que tomamos y mejor será cuanto más se parezcan a lo que Dios quiere y a lo que a Él le parece bien (lo cual incluye hacer algo muy bueno en lugar solo bueno). Leé la Biblia: 
“El Señor tu Dios te manda hoy que pongas en práctica estas leyes y estos mandamientos; cúmplelos de todo corazón y con toda tu alma.Tú has declarado hoy que el Señor es tu Dios, y has prometido seguir sus caminos y cumplir sus leyes, mandamientos y decretos, y obedecerlo siempre. También el Señor ha declarado hoy que tú, Israel (ponele tu nombre ahí), eres el pueblo de su propiedad, tal como te lo había prometido, y que cumplirás todos sus mandamientos. Él va a hacer de ti una nación superior en gloria, fama y honor a las demás naciones que hizo, y serás, como él lo ha dicho, un pueblo consagrado al Señor tu Dios.” (Deuteronomio 26:16-19)
Este es un buen consejo para toda y cualquier situación difícil: Buscá agradar a Dios en todo lo que hagas (y para saber cómo hacer estudiá la Biblia y charlá con Él en oración), siguiendo esto es imposible que las cosas ulteriormente no tengan resultados eternamente hermosos. 
Dale, que aunque cueste o incomode lo que Dios nos pide es realmente para nuestro propio bien.