1 may 2012

Respuesta a la opinión de Carl Sagan sobre el aborto



El siguiente escrito es un análisis del artículo de Carl Sagan “ABORTO: ¿ES POSIBLE TOMAR AL MISMO TIEMPO PARTIDO POR «LA VIDA» Y «LA ELECCIÓN»?”, se recomienda leerlo para comprender en su plenitud los argumentos.

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Carl Sagan escribe desde su posición de científico, con nobles intenciones: El poder consensuar los argumentos y llegar a un acuerdo. Nobles; aunque, tal vez sin quererlo, ingenuas, puesto que la ciencia no puede responder acabadamente a las preguntas existenciales (las cuestiones de Origen, Propósito, Moralidad y Destino) y creer que una problemática social de tal complejidad se puede resolver tan sólo desde postulados científicos es francamente ingenuo. Se puede evaluar la ciencia a través de la moralidad, pero no se puede evaluar la moralidad a través de la ciencia. Dentro de sus razonamientos da a conocer sus posturas filosóficas, las cuales están incluidas en su propia cosmovisión y no necesariamente son hechos; siendo finalmente ellas la principal consistencia del argumento, lo cual no lo hace válido como argumento científico sino que lo convierte en una opinión más. Trataremos de analizar sus opiniones principales, considerando los extractos de su texto que mejor las definen (lo haremos por orden de razonamiento y no necesariamente en el orden en el que fueron escritos).


La vida humana

Samuel
 “Pese a las numerosas afirmaciones en contra, la vida no comienza en el momento de la concepción; es una cadena ininterrumpida que se remonta a los orígenes de la Tierra, hace 4.600 millones de años. Tampoco la vida humana comienza en la concepción, sino que es una cadena ininterrumpida que se remonta a los orígenes de nuestra especie, hace cientos de miles de años. Más allá de toda duda, cada espermatozoide y cada óvulo humanos están vivos. Es obvio que no son seres humanos, pero lo mismo podría decirse de un óvulo fecundado.”

Aquí se denota claramente una visión panteísta de la vida, el “cada cosa es parte de un Todo”. Dicha postura no responde a la problemática del trato al individuo, si analizamos a “La Vida” de esa forma (en el sentido de que lo importante es la totalidad histórica y universal de la misma) la persona individual pierde su valor. Lo particular de los que adoptan esos ideales es que, normalmente, no se los ve haciendo sacrificios por el bien mayor, sino que mantienen los intereses familiares, románticos y sobre todo propios; en otras palabras, estrían prestos a matar por el bien de la historia de la vida de la humanidad pero no tanto a morir por el mismo fin.
Por otro lado es incorrecto obviar la diferenciación entre Vida y actividad celular. Si me cortasen un brazo, las células del mismo continuarían en funcionamiento (vivas, en cierta manera), pero si permanecieran separadas del resto de mi cuerpo no demorarían en pudrirse y su vida carecería de valor real, puesto que perderían la CAPACIDAD DE REPRODUCIR VIDA POR SI MISMAS. Cualquier célula o conjunto de células humanas en funcionamiento tienen vida, pero separadas del Ser Humano pierden esa capacidad de producir más vida, a un nivel biológico ese es el valor intrínseco de la vida humana que se debería ponderar;  junto con el valor superior de la potencialidad de las facultades humanas internas que permiten las relaciones con los otros seres humanos (pensamiento, creatividad, imaginación, voluntad, sentimientos, etcétera), que son lo que en definitiva hacen humana a esta masa de células organizadas , y que el hecho de que no se puedan medir físicamente no las convierten en irreal. El método científico es una herramienta útil e indispensable, mas no abarca todo lo existente.

Homicidio del feto

“Hasta la fecha, el asesinato se aplica sólo al hecho de matar seres humanos. Por eso resulta clave en el debate sobre el aborto la cuestión del momento en que surge la personalidad (o, si se prefiere, el alma). ¿Cuándo se hace humano el feto? ¿Cuándo emergen las cualidades distintiva mente humanas?”

El punto es válido: El homicidio o asesinato es el crimen, es decir: El delito de quitarle la vida a otro ser humano. Lo incoherente es la duda de que un feto sea ser humano. El constatar su personalidad o sus cualidades mentales no es lo relevante, sino la potencialidad de personalidad y cualidades mentales junto con su capacidad de reproducir vida.
Lo que hace característico al ser humano no es que sea un proceso celular o que demuestre facultades; sino que provenga de un humano y que tenga la capacidad de reproducir vida por sí mismo. Ni el espermatozoide ni el óvulo reproducen vida, son células aisladas que eventualmente mueren sin reproducirse; ni si quiera el óvulo fecundado tiene la capacidad de permanecer vivo, únicamente cuando el ovocito se implanta en la placenta se desencadena el verdadero proceso de crecimiento, reproducción y diferenciación celular que culminará con la muerte. Es imposible que un óvulo fecundado que no sea implantado en un útero materno se desarrolle a ser humano, es imposible que un embrión implantado en el útero no se desarrolle a un humano adulto (a menos, claro está, que algo o alguien interrumpa su vida). Por lo tanto el embrión implantado debería ser considerado como ser humano por su capacidad de producir y reproducir vida, y su potencialidad para poseer las facultades características de la persona.
Podés arrancar azahares de un naranjo para adornar comedores y no generarás grandes molestias, podés cosechar sus naranjas luego (es decir, flores ya perfectamente fecundadas) y no vas a cometer ningún crimen ya que las naranjas volverán a crecer (bueno, tal vez cometas el crimen del robo si son árboles privados, pero probablemente no se vayan a hacer manifestaciones en la calle por eso); pero si por alguna razón se te ocurre andar por el mundo desenterrando plantines de árboles en plena germinación justificándote con el hecho de que sus tallitos todavía no asomaron por encima de la tierra, Green Peace igual se va a enojar, puesto que estarás acabando con la vida vegetal que se quiere preservar. 
En tanto no se reconozca que en el aborto se termina con la vida de un ser humano el debate va a continuar indefinidamente sin llegar a un acuerdo (a pesar de que se despenalice, se legalice y se institucionalice); ya que las situaciones problemáticas que provocan los embarazos indeseados siempre van a poder tener un enfoque de solución en la que el aborto no sea necesario, sin embargo nunca se va a poder demostrar coherente y satisfactoriamente que el bebé en gestación no es un ser, y mientras exista esa duda tampoco se va a poder definir que el aborto sea moral.
Cabe agregar que bajo este paradigma la píldora del día después (realmente al día después) sería una intervención no abortiva, puesto que no es sino hasta luego de un plazo mínimo de 4 días después de la relación sexual que se implanta el embrión. Por lo tanto, se esté de acuerdo con la misma o no, no se estaría interrumpiendo el embarazo sino que todavía se lo estaría evitando. Uno de sus aspectos negativos es el hecho de ser una agresiva patada al sistema hormonal de la mujer, es un método de emergencia muy inconveniente que se lo debería utilizar pocas veces en la vida, o preferentemente ninguna. 

El Valor Humano

“A nuestro juicio, el argumento de la viabilidad no puede determinar de manera coherente cuándo son admisibles los abortos. Se requiere otro criterio. Una vez más, ofrecemos la consideración del primer atisbo de pensamiento humano.”

Sagan propone el pensamiento como parámetro para definir como persona al feto, es decir: No sería inmoral eliminarlo mientras se constate que no piensa (según él hasta antes de los 6 meses de gestación). Esto genera toda una serie de inestabilidades. Sagan utiliza la actividad cerebral como sinónimo de pensamiento, cuando en realidad el pensamiento es una construcción abstracta que se confirma con certeza en su exteriorización (muchos seres humanos ya adultos y en pleno uso de sus derechos y obligaciones civiles parecen tener ausente todo atisbo de pensamiento). De esta forma termina siendo demasiado variable el concepto de cuándo comienza a pensar el ser humano, mientras que se dejan de tener en cuenta sin la más mínima reflexión milenios de debates filosóficos sobre el alma y los sentimientos, descartándolos como importantes para definir el valor de la vida humana (que aunque la ciencia no pueda demostrar la existencia del alma y los sentimientos, de ninguna manera ha logrado constatar su inexistencia, ni mucho menos su irrelevancia).
Por otro lado, al poner como valor supremo al pensamiento, el que dignifica para merecer el derecho a la vida, sería muy fácil el caer en la idea de que el que tenga menos capacidad de pensamiento será menos valioso y menos digno de vivir. Si combinásemos la idea con un poco de del naturalismo y materialismo propio de los que tienen este tipo de propuestas, retrocederíamos a 1940. Es una propuesta demasiado riesgosa. Abrir la puerta de la desvalorización de la vida humana en el período de gestación, es también abrirle la puerta a la absoluta relativización del valor de la vida humana individual en otros casos; si se brinda la concesión para quitar esas vidas, es más fácil que luego se logre la concesión para quitar otras (ancianos, enfermos, pobres, “razas inferiores”, etcétera).

Política abortiva

“decidiendo que mujeres que viven en la pobreza carguen con unos niños que no pueden permitirse el lujo de criar; obligando a adolescentes a traer al mundo hijos para los que no están emocionalmente preparadas; diciendo a las mujeres que aspiran a una carrera profesional que deben renunciar a sus sueños, quedarse en casa y criar niños; y, lo peor de todo, condenando a las víctimas de violaciones e incestos a aceptar sin más la prole de sus agresores”

Según Sagan al desaprobar el aborto se “decide”, se “obliga”, se “dice que se debe renunciar” y se “condena” a todo tipo de calamidades. Es un análisis bastante llano de la situación. El no aprobar el aborto no significa ser el responsable de ese tipo de calamidades. El que a una mujer pobre no le alcance el sustento para criar su hijo es un problema socioeconómico que debe solucionarse atacando a la pobreza y a la razón por la cual tienen muchos hijos, no simplemente diciéndoles que tienen que abortarlos. Nadie obliga a las adolescentes a que tengan relaciones sexuales, en todo caso debería dárseles una buena educación sexual (lo cual no significa enseñarles a usar un preservativo, sino explicar todas los aspectos de la sexualidad, sobre todo el entender que si no se está preparado emocionalmente para afrontar todas las consecuencias que implica o podría implicar el sexo, pues entonces no se debería practicarlo hasta madurar). Las mujeres que aspiran a una carrera profesional bien podrían evitar tener hijos; por otro lado no creo que se sea imposible hacer carrera teniendo un hijo (millones de mujeres lo hacen), sobre todo teniendo una pareja con quien compartir la crianza; ahora si a la mujer le interesa tanto su vida profesional como para no tener hijos ni parejas ¿qué hace haciendo lo que se hace con una pareja y que, justamente, produce hijos? Tiene derecho a afrontar el riesgo, pero también debería asumir la responsabilidad que conlleva el riesgo; en ultima instancia, para el estado son beneficiosos en la población tanto los profesionales como los hijos de profesionales (que con mucha probabilidad se convertirán en nuevos profesionales) por lo tanto el estado debería ayudar a afrontar esa situación (por ejemplo: becas especiales para embarazadas solteras en carrera universitaria) y no simplemente eliminar el embarazo. El daño de las violaciones e incestos va a persistir con o sin aborto, lo peor de la agresión es antes del embarazo e interrumpirlo probablemente agrave las heridas emocionales; es entendible que la víctima no quiera criar el hijo de un violador, pero no es necesario matar al inocente, existe la píldora del día después, existe la entrega en adopción, pero sobre todo: EXISTE LA POSIBILIDAD DE EVITAR LAS VIOLACIONES. Por lo menos en la Argentina, habría que preguntarse más bien qué se está haciendo para EVITAR todo ese tipo de situaciones de malas condiciones, preguntarse por qué se pinta como tan negativo el embarazo ¿será que vivimos en una sociedad o en un gobierno que no cuida lo suficientemente bien de las embarazadas? Porque en el caso de que sí se lo hiciera, entonces la mujer embarazada que no desea el bebé solamente tendría que superar el embarazo (con el correspondiente apoyo que merece dicha tarea) y luego podría darlo en adopción (cosa, en promedio, muchísimo menos traumática y dolorosa que abortar). Miles de padres deseosos de adoptar esperan añares para recibir un hijo y en muchos casos ni siquiera los reciben ¿Qué pasa con el sistema de adopción que funciona tan mal? ¿Por qué llegan primero los de trata de blancas o de tráfico de órganos? ¿Por qué en un país donde se garantiza la salud gratuita, la gente que no puede acceder a la atención privada se muere de enfermedades estúpidas y los que sí pueden costear la atención privada todavía visitan a curanderos y practicantes ilegales de la medicina? ¿Por qué sigue existiendo la práctica ilegal de la medicina y no un ente regulador de dichos charlatanes? Es debatible la despenalización de la embarazada que aborta (penalización que en la práctica no se ve que exista), pero si hay abortos clandestinos es porque hay abortadores clandestinos ¿Qué pasa con la penalización de esos delincuentes? Posiblemente el gobierno tenga demasiada demanda controlando los carritos de choripanes*. Querer solucionar esos problemas mediante el aborto es apagar fuego con un baldazo de kerosene: El sistema de salud está colapsado y no va a poder garantizar una “práctica médica” como el aborto, en la que se requieren infraestructura, equipamiento, medicación, personal y capacitación especializadas, sin que vayan en desmedro otras prácticas médicas más necesarias; los que puedan acceder a un aborto seguro van a ser los que puedan pagarlo, lo cual no va a lograr eliminar el aborto clandestino, menos en una cultura como la nuestra en la cual incluso personas de clase media continúan visitando a chamanes. Sería injusto para los que tienen problemas de concepción que no los apoyen a ellos y sí se ayude al que quiere eliminar una vida nueva; sería injusto para el que está padeciendo una enfermedad y no recibe buen tratamiento ver cómo se gasta en matar mientras que a él no lo dejan vivir; es injusto que se esté debatiendo cómo eliminar las consecuencias de determinadas situaciones problemáticas y no se intente solucionar esas situaciones problemáticas, y tantas otras mucho más urgentes. Cuánto se avanzaría si se aprovecharan esas energías derrochadas por los que pelean tanto para el aborto y se usaran para mejorar hacia condiciones en las que no hiciera falta abortar. Lastimosamente, en nuestros congresos se elige según lo que garantice menos incomodidades en el mandato actual y más votos en el siguiente; y a la hora de continuar forjando nuestra nación la razón, el diálogo, la inteligencia y el coraje (de los cada vez más abundantes “abstemios” al momento de votar) brillan por su ausencia; por eso nos vemos obligados a llevar el debate a la calle con la esperanza de que se llegue a escuchar la voz del pueblo y de que el gobierno deje de ser sólo proveedor de pan y circo.

La moralidad del aborto

 “Una moralidad que depende de la tecnología y cambia con ésta es una moralidad frágil y, para algunos, inaceptable.”
“La libertad y la vida son, desde luego, dos de nuestros valores más apreciados”

Totalmente de acuerdo con la primera frase, aunque en realidad no debería ser inaceptable para algunos sino para todos, y una moralidad que cambie con cualquier cosa (no sólo con la tecnología) es siempre frágil. No deberíamos cometer la estupidez de permitir que algo tan crucial como definir qué es lo bueno y qué es lo malo quede librado al azar, a los caprichos de la mayoría, a la “evolución” de la sociedad, a las ofertas y demandas del mercado, etcétera. Los valores y virtudes superiores deberían poder mantenerse a pesar del cambio de las circunstancias, sino no serían ni valiosos ni virtuosos; conveniencia y comodidad no son sinónimos de Bien y Rectitud. 
Pensemos, por ejemplo, en lo que dicen ciertos grupos sobre que la prohibición del aborto promueve el abuso de menores. Me gustaría saber en qué se basan para fundamentar tal afirmación, pero más me gustaría saber con qué autoridad moral dicen que desechan la inmoralidad del aborto pero mantienen la del abuso. Bajo el mismo paradigma de los abortadores  ¿No debería tener derecho el abusador de menores a satisfacer sus urgencias físicas? ¿No debería tener derecho a hacer lo que quiera con su cuerpo junto con la desconsideración de la víctima tal como se lo predica en la promoción del aborto? Al reprimir al abusador de menores ¿No lo empujaríamos a todo tipo de promiscuidades enfermizas que lo llevarían a la posibilidad de contagiarse de ETSs y morir por ello?
Creo que el aborto está tan mal como el abuso de menores, y que si alguien tiene la osadía de desechar cualquier ítem de la Ley Moral, pues entonces pierde el derecho de reclamar o alegar la virtud de cualquiera de los otros.
Sagan dice que la libertad y la vida son de los valores más apreciados, lo cual es loable; la cuestión es en qué se basa para decir que son valores ¿Qué asegura que un ser sea digno de vida y libertad? ¿Qué asegura que la libertad y la vida sean buenas para alguien?  Los valores, aunque puedan ser razonables, no se pueden deducir únicamente a través del razonamiento, el mismo sólo puede hacer descubrir lo que le conviene a determinado grupo de personas pero a su vez basándose en los deseos de ese grupo. Hablando de vida, a través de la ciencia se podría consensuar en cierta forma que la actividad biológica a nivel global es algo positivo, pero ¿cómo puede esta definir el valor real de la vida de alguien? ¿Cómo puede la ciencia afirmar que la libertad es algo bueno? Carl Sagan, muy inteligentemente, decía que él no era ateo porque como no tenía tanto conocimiento para saber que Dios no existe, entonces alegar Su inexistencia venía a ser estúpido. Por otro lado afirmaba que Dios era la suma de las leyes físicas; lo cual no solo es una manera elegante de ser, en realidad, ateo (puesto que si se despersonaliza a Dios, entonces no hay Dios, sino simplemente una asombrosa actividad de las cosas) sino que también es estúpido, ya que las leyes físicas pueden explicar el funcionamiento del universo pero no tienen la capacidad de crearlo, pueden hacer entender qué pasa a un nivel físico pero no le daban razones a Carl para serle fiel a su esposa ni le otorgaban virtud a su búsqueda de la verdad. Si alguien no está dispuesto a aceptar que hay algo superior y absoluto más allá del raciocinio humano en lo cual basar coherentemente la moralidad, entonces no debería alegar la moralidad como fundamento para sus propuestas. “¿Qué derecho tienen para decidir por la embarazada?” dicen los que están a favor del aborto, en realidad como ciudadano en una democracia tengo todo el derecho a dar cuentas de lo que me parece lo correcto y transmitirlo a mis representantes en el gobierno para que en base a eso decidan la legislación, y por otro lado la mayoría de las embarazadas ya han tomado sus propias decisiones que concluyeron en ese embarazo no deseado (y si no fue así, los que decidieron por ella y la embarazaron son los que deberían ser repudiados y coartados); pero más allá de las respuestas a la pregunta hay que considerar en qué se basa esa pregunta, porque el cuestionador asume que está mal esa supuesta imposición, y ¿en qué moralidad se basan para decir que eso está mal? Si se puede poner en tela de juicio la inmoralidad del aborto ¿por qué tendría que mantenerse la moralidad de los derechos de la embarazada? Afirmar que la verdad es relativa es algo bastante zonzo ¿Cómo se sostiene que esa afirmación sea verdad cuando la propia declaración contempla la posibilidad de ella misma ser falsa? Si uno no quiere creer que la verdad es absoluta, pues entonces no debería pretender que sus argumentos fueran tomados como absolutos sino como meras opiniones que tal vez estén incorrectas.  

Lo que creemos los que Creemos

“Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo -que abundan en prohibiciones en extremo minuciosas respecto a la indumentaria, dieta y palabras- no aparece una sola mención que prohíba de modo específico el aborto.”

Este pensamiento es propio de los que se han acercado a la Biblia de un modo superficial y no para buscar la verdad. Tal pensamiento lleva a creer que Dios existe únicamente para coartar nuestra libertad y darnos prohibiciones. Eso no es cierto. Los mandamientos de Dios tratan más sobre lo bueno que podemos hacer que sobre lo malo que no debemos hacer, es decir: Son más positivos que negativos. Así lo fue desde el principio: Dios solamente dio una prohibición, no comer de un solo fruto, pero por otro lado otorgó las tareas (agradables, por cierto) de comer de todos los demás, de reproducirse, de cuidar el jardín y de administrar la creación. A raíz de la desobediencia las cosas se fueron complicando, pero el espíritu de la Biblia siempre es la vida abundante que podemos tener en Dios y todo el bien que podemos (y debemos) hacer.
Es cierto que en ninguna parte de la Biblia dice “No abortarás”, tal vez no le hiciera falta la prohibición puesto que en los tiempos bíblicos la combinación del riesgo mortal de abortar junto con el enorme honor de tener hijos no hacía del aborto algo frecuente ni deseado. La Biblia sí habla del abortado como una persona real a la cual le ha pasado algo terrible, así que para el lector con visión judeocristiana es innecesaria la aclaración de no asesinar al niño en gestación ya que el caso queda abarcado en el mandamiento de no asesinar a cualquier persona. Aunque históricamente la doctrina tanto del pueblo judío y de la iglesia cristiana ha sido víctima de incontables manoseos, en la biblia claramente se deduce que el bebé en gestación es un ser vivo y cuya vida vale. Conjuntamente, para la visión judeocristiana la vida va más allá de un derecho civil, es un regalo de Dios sobre el cual nosotros no tenemos potestad de decisión para terminarla, cuando lo hacemos estamos transgrediendo los permisos que Dios nos ha dado. Si bien Dios le encomienda a la humanidad su reproducción, también le da la inteligencia para administrar, hasta cierto grado, esa reproducción para que la multiplicación sea en cantidad y tiempo apropiados a las circunstancias. Ahora bien, cuando el hombre ejerce su sexualidad pero no quiere tomar responsabilidad de la encomienda que viene con ese regalo y, oponiéndose aún más, decide eliminar la vida que produjo, esa actitud es una clara rebeldía contra el deseo de Dios. Los que lo amamos no podemos aceptar eso como correcto. Citaré un solo pasaje, ya que Carl Sagan sólo cito uno (aunque en vano, ya que dicha cita ni apoyaba sus ideas ni excluía las nuestras):
28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
29 —El más importante es: "Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor—contestó Jesús—. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." 31 El segundo es: "Ama a tu prójimo como a ti mismo."  No hay otro mandamiento más importante que éstos. 
Marcos 12:28-31
Otra vez vemos el mandato positivo. Creemos que el aborto cae fuera del mandamiento del amor, abortando no se ama ni a Dios ni al prójimo. 

Déjenme contarles una pequeña anécdota:
Una noche, en un programa televisivo (que tiene el descaro de autodenominarse periodístico) se entrevistó a cinco tribus urbanas adolescentes, dos aparentemente de clase media baja (Turros y Scene Queens) y tres aparentemente de clase media alta (skaters, otakus e indies) y a un grupo de adolescentes “sin tribu” (también de clase media alta). Interesantemente, los que aparentaban pertenecer a un estrato socioeconómico y cultural superior fundamentaron de forma bastante superflua su opinión a favor del aborto con frases armadas como “Es el derecho a elegir”, “Hay muchas mujeres que se mueren por abortarse a ellas mismas”; y los, supuestamente, menos doctos argumentaron de forma más coherente su propia opinión diciendo cosas como “De ninguna manera, está malo porque es robar una vida”, “si la persona estuvo haciendo cosas de persona grande, tiene que asumir la responsabilidad como una persona grande”, el reportero no pudo resistir la tentación de ponerse más del lado de los que estaban totalmente a favor del aborto (digo totalmente, porque las opiniones se diversificaron  en algunos grupos con la excepción del aborto por violación). El punto de esta anécdota no es establecer cual de las opiniones era la correcta, sino poner en tela de juicio el argumento de que el aborto es en consideración de las pobres mujeres de las clases bajas. Permítanos dudar de si las pobres mujeres de las clases bajas son las que realmente quieren la instauración del aborto legal y gratuito; y permítanos dudar de si el interés de los impulsores del aborto por tales mujeres es genuino, ya que no se los ve ayudándolas más que en la preocupación de que aborten (sin embargo ensartarles una aspiradora adentro de la barriga, no les solucionará los problemas, probablemente les genere más). Permítanos tener la osadía de sospechar hasta que puede llegar a haber cierta intención en los impulsores del aborto de obtener, con la posibilidad de un aborto más accesible, más tranquilidad para una sexualidad irresponsable.
Es lamentable que lo que más se haya hecho notar de la iglesia a lo largo de su historia fueron las veces en la que gente disfrazada de cristianos hacían lo contrario a lo que haría Jesús (quizás más notorio por ser más escandaloso y no tanto por ser lo que más haya hecho la Iglesia). Los cristianos se quejan sobre los vicios como el tabaco y el alcohol y, sin embargo, los de la iglesia también fuman y se emborrachan; la iglesia se opuso al divorcio y, sin embargo, una vez institucionalizado sus asistentes también se divorciaron; la iglesia dice que la homosexualidad es una desviación de la sexualidad correcta y dentro de ella se oculta esa desviación y también otras como abusos, fornicación y adulterio. Ahora es la misma iglesia la cual dice que el aborto está mal, y ¿qué hará si se legaliza el aborto? ¿Abortarán también los “cristianos”? Es por esa falta de ser el baluarte moral de la sociedad que la Iglesia ahora ha perdido la autoridad para decir qué está bien y qué está mal, es realmente una pena, pedimos perdón a Dios y al mundo por eso. Sin embargo la Ley Moral sigue existiendo. Sorpresa: Los cristianos no somos perfectos, de hecho la Biblia dice que Dios ha elegido a lo peor del mundo (para que al mejorarlo el mérito sea Suyo); aun así creemos en un Dios perfecto que ha sentado bases morales perfectas no difíciles de identificar: Lo sagrado de la vida, lo sagrado de la intimidad, lo sagrado de la propiedad, lo sagrado de la verdad, lo sagrado de la familia, lo sagrado de la sexualidad, lo sagrado del amor, lo sagrado de la relación que podemos tener con el Creador. Esto es lo que creemos y vivimos los reales cristianos; y si bien quisiéramos compartirle al mundo estas buenas noticias de salvación (es una de las formas de amar que Dios nos pide que tengamos), no pretendemos imponer nuestras creencias ni que se obligue a que todos se comporten según esas creencias; lo que no significa que vamos a permanecer inmutables ante algo que nos parece eminentemente malo. Los cristianos no podemos, bajo ningún concepto, pensar que el aborto es algo bueno. Podemos aceptar que cada uno elija la forma en la que quiera vivir; trataremos de mostrarle lo que creemos incorrecto a los que nos lo permitan, pero no vamos a procurar controlar las decisiones sobre la vida de cada uno; no obstante, de ninguna manera vamos a permanecer impasibles ante el abuso de los indefensos, de ninguna manera vamos a condonar la institucionalización de la decisión (sin razón de ser) de poder terminar con la vida de otro. No nos basemos solamente en antecedentes históricos, podemos cambiar, podemos ser mejores, podemos ser mejor sociedad. Permítanos ejercer nuestro derecho de manifestar lo que creemos correcto ante la decisión de una ley para que nuestros representantes no elijan según lo que más propaganda tiene sino según lo que es realmente mejor, sobre todo cuando se debate sobre un problema que podría solucionarse de otra forma.


“Aun con esa protección, el homicidio ocasional es un hecho corriente en las ciudades y libramos guerras «convencionales» con un coste tan elevado que por lo general preferimos no pensar demasiado en ello. (Significativamente, suelen justificarse las matanzas en masa organizadas por los estados redefiniendo como subhumanos a nuestros adversarios de raza, nacionalidad, religión o ideología.) Esa protección, ese derecho a la vida, no reza para los 40.000 niños menores de cinco años que mueren cada día en el planeta por causa de inanición, deshidratación, enfermedades y negligencias que habrían podido evitarse.”

Está bien, es cierto que hay muchos que son cristianos de la lengua para afuera, pero… ¿qué pasa con los cristianos que están auxiliando en África? ¿Qué pasa con los cristianos que han fundado iglesias y hospitales? ¿Qué pasa con los cristianos que ayudan a los vagabundos? ¿Qué pasa con los cristianos que van a los pueblos olvidados en el medio de la nada para tratar de cubrir algunas de sus necesidades? ¿No contamos? Muchos estamos tratando de hacer de este mundo un lugar mejor. Rezamos, y con cuánto corazón, por esos niños que se mueren y por esas matanzas en masa (muchas veces de nuestros propios hermanos). Cuántas de las acciones caritativas seculares son impulsadas más por culpa o por exhibicionismo; cuando los verdaderos cristianos hacemos algo así no lo hacemos para obtener nada a cambio, lo hacemos por amor. No lo decimos para fanfarronear, sino para que consideren porqué nos movemos: no para dominar sino en nombre del Amor y la Verdad.
También sufrimos por el problema de los embarazos no deseados y de las muertes por abortos clandestinos, y queremos hacer algo al respecto, pero no creemos que el aborto sea la solución de la cuestión.

Carl Sagan nació porque nadie lo abortó

“Las opiniones se polarizan. Las mentes se cierran. ¿Es ilícito interrumpir un embarazo? ¿Siempre? ¿A veces? ¿Nunca? ¿Cómo decidir? Escribimos este artículo para entender mejor cuáles son las posturas enfrentadas y para ver si conseguimos hallar una posición que satisfaga ambas. ¿No existe término medio?” 

No. Nunca existirá término medio, porque para los que estamos en contra del aborto ya no es una cuestión de un edicto papal sino del incalculable valor de una vida. Nunca estaremos satisfechos, siempre habrá quienes crean en el valor de la vida en gestación y siempre habrá quienes desechen ese valor en virtud de la comodidad, el facilismo y la practicidad materialista. Cada vez se ven más casos de bebés que nacen antes de los 6 meses y sobreviven; matarlos luego del parto, a pesar de tener menos de 6 meses de gestación, sería asesinato ¿por qué no lo sería antes del parto? La marca de los 6 meses ya probó ser indefinida, el hecho de la vida humana luego de la implantación del ovocito todavía no es refutable.
Conozco a, por lo menos, tres personas que deberían haber sido abortadas (según el paradigma pro-aborto). Protegeré sus identidades pero enunciaré sus situaciones: Un caso de embarazo no deseado prematrimonial, un caso de peligro de la vida de la madre, un caso de discapacidad física grave. En los tres casos no se abortó, en los tres casos se decidió seguir adelante y no rendirse, se decidió tener esperanza en el valor de esas vidas. Doy gracias a Dios por eso. Les aseguro que mi vida hubiera sido catastróficamente distinta si alguna de esas 3 personas no hubiese estado en ella, las cosas que he vivido gracias a la existencia de esas personas están dentro de la lista de las mejores que me han pasado, no podría concebir el prescindir de ellos ni la trivialidad de sus personas. Y yo soy sólo uno, en cuánta gente cada una de estas personas han venido a ser valiosos e, incluso, necesarios.
Parafraseando al Dr. Ravi Zacharias: “Sí nos parásemos ante Dios a reclamarle los problemas del mundo, Él probablemente nos diría que nos mandó al que encontraría la cura del cáncer, al que solucionaría la economía mundial, al que enfrentaría el problema del hambre, pero ni siquiera los dejamos entrar a este mundo”.

Los dejo con algunas citas de G.K. Chesterton complementan los pensamientos expuestos:

“Hay muchos, muchos ángulos en los cuales uno puede caer, pero solo uno en el cual un puede pararse recto”

“Eres libre en nuestro tiempo de decir que Dios no existe; eres libre de decir que Él existe y que es malvado; eres libre de decir, como Renan, que a Él le gustaría existir si pudiera. Puedes hablar de Dios como una metáfora o una mistificación; puedes aguarlo con litros de palabras largas, o hervirlo hasta los harapos de la metafísica; y no es meramente que nadie castiga, sino que nadie protesta. Pero si hablas de Dios como un hecho, como una cosa como un tigre, como una razón para cambiar la conducta de uno, entonces el mundo moderno te detendrá de alguna manera si puede. Ya hemos pasado por lejos el hablar si un no creyente debería ser castigado por ser irreverente, ahora se piensa como irreverente el ser un creyente”

“… Pero el nuevo rebelde es un escéptico, y no confiará enteramente en cosa alguna. No tiene lealtad; por lo tanto nunca puede realmente ser un revolucionario. Y el hecho de que duda de todo, en realidad se mete en su camino cuando quiere denunciar cualquier cosa. Puesto que toda denunciación implica una doctrina moral de algún tipo; y el revolucionario moderno no sólo duda de la institución que denuncia, sino también la doctrina mediante la cual denuncia. Así escribe un libro quejándose de que la opresión imperial insulta la pureza de la mujer, y luego escribe otro libro (acerca del problema del sexo) en el cual la insulta él mismo. Maldice al Sultan porque las muchachas cristianas pierden su virginidad, y luego maldice a la Srta. Grundy porque la mantiene. Como político, clamará que la guerra es un desperdicio de vida, y después, como filósofo, que toda vida es un desperdicio de tiempo. Un pesimista ruso denunciará al policía por asesinar a un campesino, y luego probará que según los más superiores principios filosóficos el campesino debería haberse matado a sí mismo. Un hombre denuncia que el matrimonio es una mentira, y después denuncia a la aristocracia libertina por tratarla como una mentira. Llama a la bandera una chuchería, y luego culpa a los opresores de Polonia o Irlanda porque se llevan esa chuchería. El hombre de esta escuela va primero a una reunión política, donde se queja que los salvajes son tratados como si fueran bestias; luego toma su a sombrero y paraguas y va a una reunión científica, donde prueba que prácticamente sí son bestias. En resumen, el revolucionario moderno, siendo un escéptico infinito, siempre está comprometido en socavar sus propias minas. En su libro sobre política ataca a los hombres por pisotear la moralidad; en su libro sobre ética ataca a la moralidad por pisotear a los hombres. Por lo tanto el hombre moderno en sublevación se ha convertido prácticamente inútil para todo propósito de sublevación. Rebelándose contra todo ha perdido su derecho de rebelarse contra cosa alguna”


* Nota: Esta oración es sarcástica.